Científicos firmaron una carta pidiendo a la organización ambiental que ponga fin a su campaña de desprestigio contra los organismos modificados genéticamente.
Científicos galardonados con Premio Nobel le pidieron a Greenpeace suspender su campaña contra los organismos modificados genéticamente.
“Instamos a Greenpeace y sus seguidores a examinar la experiencia de los agricultores y los consumidores en todo el mundo con cultivos y alimentos mejorados mediante la biotecnología, reconocer las conclusiones de los organismos científicos competentes y los organismos reguladores, y abandonar su campaña contra ‘los organismos modificados genéticamente’ en general y en particular contra el arroz dorado”.
Este es uno de los reclamos que 100 científicos galardonados con el Premio Nobel, de los 296 que están vivos, incluyeron en la carta que dirigieron a la organización ambiental Greenpeace que en los últimos años, además de su defensa de distintas especies y ecosistemas en el mundo, ha añadido a la lista de sus campañas oponerse a cualquier manipulación genética de organismos.
La carta, así como una campaña más amplia que incluye su propio sitio web, fue organizada por Richard Roberts, director científico de New England Biolabs y Phillip Sharp, ganador del Premio Nobel de Medicina en 1993 por descubrir unas secuencias genéticas conocidas como intrones. La iniciativa fue presentada este jueves en el National Press Club en Washington.
 “Somos científicos. Somos conscientes de la lógica de la ciencia. Es fácil ver que lo hace Greenpeace es perjudicial y es anti-científico“, dijo Roberts al periódico The Washington Post. Y añadió: “Greenpeace inicialmente, y luego algunos de sus aliados, están deliberadamente asustando a la gente. Es una manera para ellos para recaudar dinero para su causa”.
Roberts reconoció que muchas otras de las actividades que desempeña la famosa organización ambiental están bien enfocadas y muchos científicos como él las apoyan. Pero insistió en que en este tema en particular, tienen que admitir que están equivocados. En el caso del Arroz Dorado, los científicos recordaron que se trata de una especie modificada para reducir el déficit de vitamina A, considerada la causa de ceguera de250.000 a 500.000 niños cada año en el mundo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud alrededor de 250 milliones de personas sufren de deficiencia de vitamina A. Un millón de muertes anuales asociadas a esta causa se podrían prevenir. 
El premio Nobel Randy Schekman, biólogo celular de la Universidad de California en Berkeley, dijo al periódico norteamericano que le sorprendía “que los grupos que están muy a favor de la ciencia cuando se trata del cambio climático global, o del valor de la vacunación en la prevención de las enfermedades humanas, pueda ser tan desdeñoso de la opinión general de los científicos cuando se trata de algo tan importante como el futuro agrícola del mundo”.
Los científicos anotaron en su carta que los cultivos genéticamente modificados son tan seguros como los derivados de otros métodos de producción como la hibridación.  Señalaron que nunca se ha reportado un solo caso de afectación humana o animal por su consumo. Su impacto en el medio ambiente no es diferente al de cualquier otro cultivo.
En un comunicado oficial, la oficina del Sudeste de Asia de Greenpeace respondió argumentando que “las acusaciones de que alguien está bloqueando el arroz dorado son falsas. El arroz dorado ha fallado como una solución y no esta actualmente disponible para la venta, incluso después de más de 20 años de investigación. Tal como se reconoce por el Instituto Internacional de Investigación del Arroz, no ha demostrado que pueda solucionar el problema de deficiencia de vitamina A. Así que para ser claros, estamos hablando de algo que ni siquiera existe”.
De acuerdo con Greenpeace, las empresas de biotecnología estarían usando el arroz dorado para allanar el camino e introducir otros cultivos genéticamente modificados. “En lugar de invertir en este costoso ejercicio de relaciones públicas, tenemos que hacer frente a la desnutrición a través de una dieta más diversa, el acceso equitativo a la alimentación y la agricultura ecológica “.
Fuente: El Espectador