No hay duda que el consumo excesivo de azúcar refinado se asocia con numerosos problemas de bienestar físico e inclusive mental, algunos muy graves. Su consumo ha crecido de 26 libras por persona al año en 1988 a su actual nivel de 135. No sólo comemos más azúcar industrial, se agrega a otros alimentos que normalmente no se asociaban con este producto.
Sabemos ahora que el azúcar industrial es el principal responsable de las epidemias de exceso de peso, de hipertensión, obesidad, enfermedades del corazón y diabetes. Mezclada con grasas causa aterosclerosis, una obstrucción de las paredes arteriales al aumentar la viscosidad sanguínea, propiciando desarrollo de coágulos.
El consumo excesivo de azúcar refinada aumenta niveles de insulina, desordenes del páncreas y riesgos de desarrollar diabetes tipo 2 y cáncer; envejecimiento prematuro por daños en el colágeno de la piel. En consecuencia, las arrugas se forman y la piel comienza a ceder; también aumenta la incapacidad del cuerpo para eliminar ácido úrico en exceso, generando dolor y la posible destrucción de la articulación.
Para satisfacer la necesidad de sabores dulces, consuma en forma moderada frutas, panela, miel de abejas y Stevia. Como el azúcar carece de minerales y vitaminas, para ser metabolizado por el organismo roba nutrientes del cuerpo. Además de afectar el sistema inmunológico y endocrino, el azúcar industrial refinado es una de las principales causas de enfermedad degenerativa en el mundo moderno.
Los siguientes efectos secundarios son imputables al consumo regular de azúcar industrial refinado:
- Alimenta células de cáncer de mama, ovarios, próstata, recto, páncreas, pulmón, vesícula biliar y estómago
- Puede causar enfermedades autoinmunes tales como artritis, asma, esclerosis múltiple.
- Es promotora del crecimiento descontrolado de infecciones tipo Cándida Álbicans.
- Puede aumentar el tamaño de su hígado.
- Puede aumentar el tamaño del riñón y producir cambios patológicos en éste, lo mismo que cálculos renales.
- Puede aumentar el riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
- Puede causar desequilibrios hormonales y disminución de la hormona del crecimiento.
- Tiene el potencial de inducir procesos metabólicos anormales y promover enfermedades crónico-degenerativas.
- Altera la relación de minerales en su cuerpo causando deficiencias de cromo y cobre e interfiere con la absorción de calcio y magnesio.