En su libro: El Cielo está Abierto, Fresia Castro, periodista e investigadora Chilena, creadora del Método Cyclopea, para la activación interna de la glándula pineal, señala que durante la época que vivió en el desierto de Atacama en Chile, experimentó un extraordinario fenómeno de la naturaleza, al ser testigo, de cómo una roca que se encontraba cerca de donde ella estaba, estalló por el cambio de temperatura producido con la salida del sol de la mañana, mientras que por otro lado, un pozo de agua antes convertido en hielo por el frío nocturno, se había ido evaporando ante la presencia del anterior fenómeno, llevó a Fresia a comprobar cómo la diferencia vibratoria de ambos elementos de la naturaleza, los había hecho reaccionar de manera diferente, de acuerdo a la capacidad de sintonía de los mismos, ante las altas frecuencias de la energía solar, y como el agua, había tenido una respuesta más armónica frente a los cambios climáticos producidos de la noche al día.

El fenómeno del agua y la roca, descrito por la periodista chilena, sugiere la manera en que afrontamos los seres humanos los cambios planetarios que están sucediendo en la actualidad, y desde luego su reflejo en el ámbito social, familiar, político y económico.

La interrogante que surge, es si afrontaremos estos cambios desde una condición vibratoria elevada y fluiremos como el agua ante los mismos, o si por el contrario se producirán desajustes que terminaran afectando nuestra salud y nuestro entorno de maneras que no deseamos.

Y es que el agua, es en realidad un elemento extraordinario de la naturaleza, capaz de recibir, guardar y transmitir información, tal como lo demuestran los trabajos del Dr. Masaru Emoto, explicados en su obra: Los mensajes del agua, donde podemos ver claramente, como este preciado liquido refleja en su estructura, las vibraciones provenientes del ambiente, bien sea de la música, nuestros pensamientos o emociones.

Teniendo en cuenta que nuestro cuerpo está compuesto por más de un 75% de agua, podríamos alguna vez imaginarnos ¿cómo nuestra fisicalidad es afectada por los sentimientos y pensamientos que tenemos a cada momento de cada día?

No sería de extrañar, que nuestra salud física y mental llegue con el tiempo a ser afectada por esos sentimientos y pensamientos que transforman literalmente los componentes líquidos de nuestro organismo, si elegimos (así no seamos tan conscientes de ello) dar cabida a lo que desde el Método Cyclopea, se denominan: bajas frecuencias, producto del estrés, la ansiedad, o peor aún, la culpa, la crítica o los resentimientos contra nosotros mismos o contra nuestro entorno.

Entre las muchas definiciones existentes sobre el amor, el físico J. Charon, lo señala como el mayor poder cohesionador del universo, y es gracias a esta poderosa energía que los átomos se mantienen unidos, y si lo extendemos aún más allá, podríamos decir, que es la que nos une como seres luminosos viviendo una experiencia en este plano con la activación interna de la glándula pineal, vamos elevando nuestra frecuencia vibratoria, lo más cercano posible a esa poderosa palabra conocida como: Amor, la cual se usa frecuentemente en la vida cotidiana, pero que distamos mucho de su verdadera comprensión, ya que en principio se puede decir que es la más alta frecuencia con la cual podemos sintonizar, y desde la que podemos fluir como el agua y afrontar las transformaciones de nuestro entorno armónicamente, llevándonos finalmente a hacernos uno con esta vibración y realizar en esta existencia un mayor nivel de plenitud, salud y concreción de nuestros sueños e ideales.