Seguramente la gran mayoría de los seres humanos nos encontramos inmersos en el día a día, con las preocupaciones normales por las que atravesamos gran parte del tiempo, entre ellas, la manera de obtener los recursos necesarios para satisfacer nuestras  necesidades, y adicionalmente brindar el apoyo necesario a nuestra familia, parientes y amigos que conforman una verdadera red que nos acompaña en nuestro proceso vital.

Igualmente, cuando las circunstancias lo permiten, podemos sentarnos relajados y observar el mundo que nos rodea de una manera distinta a lo cotidiano. Es en esos  momentos de relajación y tranquilidad – cuando nos alejamos del estrés cotidiano- que podemos ampliar la consciencia de lo que nos rodea, y paradójicamente, encontrarnos habitando en un mundo que se mueve a marchas vertiginosas, en un proceso de transformación y crecimiento, del cual ni siquiera tenemos tiempo de darnos cuenta. Para aquellos que forman parte de la generación anterior, es un planeta totalmente distinto a lo que vivieron en su juventud. Y es que hoy en día, las comunicaciones, el creciente  avance de las neurociencias, la exploración espacial, el origen del ser humano, y las nuevas formas de ver antiguas enseñanzas relacionadas con el misticismo y la espiritualidad, ahora explicadas desde la física cuántica, nos dejan realmente asombrados.

Como humanidad, estamos pasando por una etapa de carácter cósmico, de la cual quizás  no tengamos ni la menor idea, o las etiquetemos como cosas sin sentido, de la llamada “nueva era”; sin embargo, las investigaciones de la ciencia nos están demostrando que tenemos el privilegio de formar parte de los grandes procesos de transformación a nivel planetario y como sociedad; basta con ver las noticias sobre el derretimiento de los polos, la elevación del nivel de los océanos,  el calentamiento global, el incremento en las tormentas solares y la disminución del campo magnético terrestre, entre otros. En fin, estamos enfrentados a una sumatoria de cambios y nuevas proyecciones para la humanidad, las cuales nos corresponde observar con alegría y amor por la oportunidad única de estar presentes para verlos y ser participes de los mismos.

Por otra parte, en la física cuántica, encontramos el concepto de salto cuántico, el cual en términos muy sencillos, se trata del paso de un electrón a otra orbita, dentro del átomo, a causa de una carga energética, la que en un instante, no medible,  denominado “momentum” produce el salto de electrones o salto cuántico, a una órbita diferente del átomo. Conectando este concepto de la física, con los anteriores planteamiento sobre lo que está sucediendo a nivel del planeta, podríamos afirmar, que como humanidad estamos frente a la opción igualmente de dar un salto cuántico, y aprovechar el empuje ascensional que nos está ofreciendo el planeta, para entrar en una edad de oro, donde vibremos en mayor armonía con las fuerzas constructivas del Universo.

Lo anterior, implica, la oportunidad de participar en nuevos  procesos y cambios de  paradigmas, a nivel educativo, social, económico, en los que prime la colaboración, la unidad, el amor y el conocimiento de nuestro verdadero origen, y despertar de esta forma a las verdaderas capacidades creativas, que son parte de nuestra herencia espiritual. En este proceso de transformación y salto cuántico, la glándula pineal ha jugado, tanto en el pasado, como hoy, un papel fundamental, como la puerta de entrada a extraordinarios campos de creación superior, por lo tanto les invito a profundizar en este tema y tener acceso a su propio salto cuántico y crear la vida que cada uno desea, desde una nueva perspectiva, con mayor felicidad y alegría.