Una iniciativa que comenzó en 2015 ya cuenta con más de 100 adultos mayores “adoptados” por personas que los visitan periódicamente en los hogares.
Más allá de los achaques de la vejez y las enfermedades que inevitablemente aparecen en la tercera edad, la soledad parece ser uno de los principales focos a combatir entre los abuelos de distintas partes del mundo. De hecho, en Chile, el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) no duda en afirmar que “el peor enemigo de una persona mayor es la soledad y el aislamiento”.
Y precisamente para combatir esto es que un español, Alberto Cabanes dio inicio a la Fundación Adopta un Abuelo, que se encarga de reunir jóvenes que quieran “adoptar” a un adulto mayor en un hogar de ancianos, es decir, transformarse en su “nieto” que lo visite periódicamente, y de paso, lograr un doble beneficio: combatir el aislamiento de la tercera edad y que los voluntarios aprendan de la sabiduría de los mayores.
La idea de Cabanes surgió en la Navidad del año 2013, cuando se encontraba visitando a su propio abuelo en una residencia. Los Reyes Magos, personajes típicos de las festividades españolas del 6 de enero, estaban en el lugar, y le preguntaron a Bernardo, uno de los ancianos presentes y amigo del abuelo de Cabanes, qué quería de regalo.
“Pues como no he podido tener hijos, no tengo nietos. Querría tener algún nieto”, respondió el anciano. Cabanes, al escucharlo, no lo dudó y le dijo: “Yo te adopto, Bernardo”.
“Tuve la suerte de criarme con mis abuelos. De aprender unos valores impagables gracias a ellos. Ninguna persona merece estar sola y en las residencias hay mucha soledad”, señaló al medio español El Mundo, el creador de esta fundación, que ya cuenta con 204 voluntarios y más de 100 abuelos adoptados.
Cabanes, Premio a la Juventud Europea en Activismo Social gracias a su iniciativa, explicó que los comienzos no fueron fáciles, ya que varias residencias ni siquiera le contestaban los mails. Pero el esfuerzo ha valido la pena y su trabajo se ha extendido a varias casas de reposo de su país, ayudando a disminuir los niveles de ansiedad y estrés de los mayores.
“Un señor pasó de estar totalmente desorientado, llegando a escaparse de la residencia y perderse, a esperar a sus ‘nietas’ en recepción cada viernes a las 5 para tomarse un café con ellas”, señaló.
“Cuando menos te lo esperas, aparece un milagro”, dijo Alberto, uno de los abuelos adoptados, cuando conoció a sus dos nuevas “nietas”, Alexandra y Ana.
Fuente: El Mercurio / Chile / GDA