Hace uno días vi a una anciana que me observaba, misteriosa e inocente, me di cuenta que tras su rostro habían secretos, aventuras, pasajes que jamas nadie conocerá, definitivamente que en sus pupilas vio a dios reír.
También lo he visto en tus labios que algunas besaron los míos con un temor congelante que le bajo la temperatura a estas locas ganas de estar contigo.
Lo pude reconocer en el espejo, en el reflejo que veo todas las mañanas cuando con sentimiento, sea el que sea, me levanto y decido aventurarme a la desafiante decisión de vivir consciente, despierta.
Lo veo en ti mi dulce y poderosa amiga.
Ahora se que Dios tiene muchos rostros, infinitos lenguajes y formas para mostrarse, que a veces le llamo papá, mamá, tita, amor, amiga, hermano.
Que se las arregla para que de alguna forma yo le vea, para que tu le veas.
He visto a Dios Reír en tu sonrisa, en mis ganas de volar, en tus ganas de ser.
He visto a Dios Reír en los colores del arco iris, en la lluvia que cae y arrulla, en el sol que quema y calienta, en la brisa que acaricia y despeina.
He visto a Dios Reír en los reinados de belleza, en las parodias a las que llamamos novelas.
Lo he visto reír en la reacción que tenemos ante un tráfico pesado, he visto su sonrisa en la brucela de los carros y en la forma de volar de un ave.
He visto a Dios Reír cuando miro a mi inconsciente y me doy cuenta que mi vida ha sido creada por mis creencias y mis pensamientos.
Lo he visto sonreír cuando me he rendido a todo y por fin, me he entregado a él.