Lo primero que hago al despertar es dar gracias por la oportunidad de un nuevo día, por la posibilidad de recomenzar y nuevamente llenarme de sueños y de esperanza, por recordar el propósito de mi espíritu que me impulsa todo el tiempo, doy las gracias por sentir una vez más el latido de mi corazón, por saber que nuevamente podré ponerme en pie y retarme en esta hermosa e interesante travesía que es la vida.
Alguna vez alguien me dijo que la Gratitud era la llave que abriría las puertas de lo divino en mi, que era magia pura y concentrada para lograr lo que yo soñaba, luego de empezar a practicarla y conocer su poder, me di cuenta que mas allá de cualquier cosa, lo que más quería era estar agradecida con la vida, porque si lo estaba, todo iría bien, y así fue, …Así es.
Ahora se que un corazón agradecido, es capaz de encarnar milagros y mover montañas, que un corazón agradecido es correspondiente a la alegría y al amor de la existencia, se que la gente agradecida puede encarar la vida sin miedo, convivir humildemente con su ego y florecer en la más temida tempestad. Hoy más que nunca puedo sentir que la Gratitud es la Gasolina que nos da Dios y el Gran Espíritu para vivir en paz con uno mismo, y si uno está en paz con uno mismo estará en paz con el mundo.
¿Quieres ser feliz? Da las gracias
¿Quieres ser abundante? Da las gracias
¿Quieres estar bien? Da las gracias
¿Quieres materializar tus sueños? Da las Gracias
El poder del agradecimiento va mas allá de toda limitación, cruza fronteras, derriba barreras y riega esperanza e ilusión en nuestros corazones.
La Gratitud es el guiño que podemos hacerle a Dios.