“… Soy del grupo sanguíneo ‘O’. Al enfermarme en mayo de 2000, me refirieron a un endocrinólogo renombrado para exámenes y diagnóstico de rutina, que revelaron mi tiroides funcionando bastante regular. Mis niveles T3 y T4 resultaron elevados y la hormona que estimulaba la tiroides era imperceptible, conduciendo a un diagnóstico de enfermedad de Grave, una forma conocida de hipertiroidismo. Me presenté al departamento de medicina nuclear del hospital la semana siguiente para una prueba en la cual tomaría algunas píldoras que conducirían a resultados más concluyentes. Me enteré que estaría ingiriendo yodo radiactivo.
Rechacé la prueba radiactiva del hospital y busqué otras soluciones. Mi organismo funcionaba bastante regular en ese entonces, física y mentalmente: sobresaltos nerviosos, pérdida del cabello, menstruaciones irregulares, accesos inexplicables de cólera, tránsito intestinal muy complicado, incapacidad de pensar claramente….
Comencé por mi propia cuenta un tratamiento de corrección alimenticia que me fue sugerido como el camino apropiado a seguir y que me puso en el camino de recuperación total. Más rápido de lo esperado, consumiendo mezclas correctas y hierbas que ayudaban en la limpieza de los intestinos, empecé a absorber los alimentos correctamente. La razón por la cual experimentaba tantas alergias era que, como no tenía un proceso correcto de digestión, a través de la sangre envenenaba constantemente mi organismo.
Así pues, comencé a tomar las riendas de mi bienestar físico y mental. Incorporé a mi dieta ciertos jugos naturales, sin azúcar. Suspendí lácteos y harinas industriales y empecé a caminar 30-40 minutos cada mañana.
Tenía la costumbre del alimento chatarra los fines de semana, o de productos industriales saborizados, y empecé a disminuirlos. Cuando recuperé mi tránsito intestinal recordé lo que era vivir normalmente. Con qué facilidad me había apartado de hacer lo correcto, aceptando todo aquello que la publicidad nos lleva a aceptar como válido…..
Dentro del grupo de mis amigos y amigas, a pesar de mis problemas diarios, yo era considerada entre las de ¨aceptable¨ bienestar !! Algunos ya perdieron la esperanza de volver a su peso normal, porque sus nutricionistas alegan causas genéticas, edad, estado de ánimo y cualquier otra cantidad de verdades a medias, para mantenerlos tranquilos. Sugieren inclusive visitas al psicólogo para que aprendan a amarse y aceptarse como son, algo que suena bastante mal ahora que he comprobado ciertas verdades.
Como resultado de esta experiencia tan enriquecedora, debo animar a hombres y mujeres a buscar sus maneras alternativas de cuidarse, lejos de los fármacos y más cerca de la realidad, que exige un poco de aprendizaje… “
Catalina Pérez – Miami