¿Hace cuánto tiempo quedaron atrás en el recuerdo de una memoria olvidada los tiempos cuando la magia caminaba por la Tierra, cuando las gentes se reunían alrededor de los fuegos sagrados y se elevaban para honrar a la naturaleza como una madre divina, agradeciéndole por tantas bondades entregadas a la raza humana?

¿Hace cuánto tiempo quedó en el olvido reconocernos como una sola raza, una sola humanidad hermanada por muchas tribus de todos los colores pero en esencia un mismo Ser;  hij@s de un mismo padre que habita en el cielo y que desde ahí con su firmeza y poder nos marcaba los días y las noches y escuchábamos atentos los consejos que nos brindaba, e hij@s de una misma madre que con todo su amor, nos cuidaba, sostenía y otorgaba todo aquello que necesitáramos para que nuestras vidas y la de todos los seres que sobre ella habitan estuvieran en bienestar?

Hace cuánto olvidaste las grandes verdades que la humanidad por siglos y siglos honro con respeto y humildad y ese camino que sigue siendo hoy el mismo, desde el principio de los tiempos? Cuándo perdiste los pasos de lo sagrado que todo lo honra y respeta y donde todos somos uno.

El fuego que reúne todos los fuegos: la Kiva, una ceremonia ancestral que despierta en estos tiempos, que bello nombre traído de mitos y leyendas, de historias de un pasado remoto cuando la magia habitaba estas tierras y los humanos celebraban juntos la vida, cada muerte y nacimiento, cada instante y cada semilla y juntos daban gracias a la madre agua por saciar la sed, al poderoso fuego por calentar la vida, al aire por cada respiro, a la tierra por sostenernos.

Hoy a portas de una nueva era que muchos claman como el despertar de los tiempos, que otros observan con temor y apatía como el final, renace un REZO, renace un espíritu que llama a la hermandad, que le canta a la vida para que continúe germinando semillas, que invoca a ese mundo invisible por un mirada, por palabra, por consejo. Esa historia esta viva para cientos de pueblos que hoy se reconocen como gente de la tierra, tribus del planeta en todos los continentes, quienes nos recuerdan amorosamente que la vida es mucho más de lo que nuestros ojos pueden percibir, de lo que nuestros oídos pueden escuchar, de lo que nuestras manos pueden tocar.

Hoy ellos nos invitan a todos los seres a encontrarnos de nuevo alrededor del fuego que abriga, a elevar los rezos y las plegarias, agradeciCiertos por todo lo recibido y por todo aquello que está por venir, a elevar cantos y danzas, a unir tu palabra con la mía, tu cuerpo con el mio para que en la simpleza del encontrarnos volvamos a reconocernos como una gran familia planetaria, una sola raza, una sola voz y un solo corazón.

La Kiva de Colombia, el fuego que reúne todos los fuegos, el fuego de tu palabra, de tu corazón y el de tu herman@ que celebra la vida para recordar que en la diferencia esta la belleza de las múltiples maneras como se manifiesta ese Gran Espíritu, en ti, en mi, en todos.

Soñemos juntos el amor, que cese la guerra en el corazón de cada uno, para que no temas mirar al otro al ojos y reconocer que ese otro eres tú, que siente igual que tú y que si tú quieres sentirte bien, querrás que el otro también lo sienta así, para que la confianza sea el lazo invisible, el “Lazo Dorado” dicen los abuelos de la tierra que nos teje, que nos hila, que nos une y nos sostiene, para que volvamos a ser uno, una sola raza, una sola humanidad, que habita una misma casa llamada Tierra y que al cuidarme te cuido y al cuidarte me cuidas y así somos una misma familia, llamada humanidad! Despierta y recuerda quién eres, de donde provienes, y escucha con humildad y respeto aquellos que nunca lo olvidaron.